El sedentarismo, un problema grave con una solución sencilla

Es habitual escuchar hablar del sedentarismo y del estilo de vida sedentario de la sociedad actual, siempre con connotaciones negativas. Para las personas que no son conscientes de que sufren este problema y para otras que lo conocen, pero son ajenas a la gravedad del problema, desde Life Length te contamos qué es el sedentarismo, cómo afecta a nuestro organismo y de qué manera podemos solucionarlo.

 

¿Qué es el sedentarismo?

Si atendemos a la definición que ofrece la Real Academia Española, el sedentarismo se entiende como “un oficio o modo de vida de poca agitación o movimiento”. Por tanto, un estilo de vida sedentario es aquel en el que predominan actividades de baja demanda física, como las que pueden hacerse mientras se está sentado o incluso tumbado.

 

¿Cómo afecta a nuestro organismo?

La importancia del descanso es capital, ya sea para mantener el buen funcionamiento de nuestro organismo en el día a día, para mejorar el humor o para aumentar nuestro rendimiento deportivo. Al mismo tiempo, el cuerpo necesita actividad para estar sano. Por esta razón os enumeramos algunas consecuencias que tiene la vida sedentaria en la salud:

  • El desarrollo de patologías cardiovasculares. Una de las alteraciones que produce el sedentarismo en el organismo es el aumento de la tensión arterial. Cuando la presión de nuestros vasos sanguíneos presenta valores elevados durante un periodo prolongado de tiempo, las arterias pueden sufrir daños. Algunas de las enfermedades asociadas a la presión arterial alta son: aneurisma, infarto, pérdida de visión o insuficiencia renal, entre otros. El sedentarismo acompañado de una dieta poco saludable es el principal factor asociado con la hipertensión.
  • Aumento del riesgo de padecer obesidad. La obesidad representa actualmente una causa de peligro de manifestar patologías asociadas a la acumulación de grasa en el cuerpo que supera unos niveles establecidos relacionados con la buena salud. La dieta, el metabolismo y el sedentarismo son las principales causas asociadas a la obesidad. Estos son algunos de los problemas relacionados que pueden desarrollarse: hipertensión, con todos los riesgos para la salud que conlleva; apnea del sueño, ya que el 70% de las personas que presenta este problema son obesas; o diabetes de tipo 2.
  • Pérdida de masa muscular. El decrecimiento de la musculatura es un proceso natural que se da desde los 30 años aproximadamente y que puede ralentizarse entrenando. Pese a que este deterioro se relacione con la tercera edad, se han registrado casos de personas de edades anteriores en las que se puede apreciar este signo asociado al sedentarismo. Los esfuerzos físicos favorecen la producción de proteínas musculares que permiten que se desgaste más lentamente el aparato locomotor. Hay que tener en cuenta que los ejercicios deben ser moderados en intensidad y realizarse con regularidad, ya que si son de una magnitud demasiado elevada existe riesgo de lesión.

  • Desarrollo de osteoporosis. La osteoporosis es una enfermedad que afecta a los huesos haciendo que baje su densidad. Como consecuencia, las personas que presentan esta patología tienen más riesgo de sufrir una fractura ósea y dolores de espalda, con las consecuencias que acarrea. La conducta sedentaria acelera el proceso de osteoporosis. Por otro lado, un entrenamiento puede aumentar la densidad mineral ósea de nuestro esqueleto.
  • Propensión a la depresión. La realización de actividad física habitual ayuda a reducir el riesgo de padecer depresión. Además, las personas que practican ejercicio presentan un nivel de autoestima mayor. La gimnasia contribuye a mantener el cuerpo sano y a tener mejor imagen de uno mismo, aunque también aporta disciplina y orden a la vida de las personas que lo incluyen en su rutina. 

 

 

¿Cómo prevenir el sedentarismo en nuestro día a día?

 Atendiendo a la definición de sedentarismo, podría parecer que en la actualidad resulta difícil compaginar la vida laboral con la actividad física. Una jornada completa de trabajo implica dedicar 40 horas semanales, 8 horas al día, 5 días a la semana. Ya que lo recomendable es dormir al menos 8 horas, si tenemos suerte nos quedan entre 6 y 8 de tiempo libre en el que podemos realizar ejercicio (sin contar los fines de semana). 

 

Desde Life Length te recomendamos varias maneras de combatir el sedentarismo en el día a día:

  • Hacer pausas en el trabajo. Es cierto que parece incompatible una vida activa con un trabajo de oficina, pero la realidad es un poco diferente. Descansar es imprescindible para alcanzar el máximo rendimiento llevando a cabo cualquier tipo de actividad y el trabajo no es una excepción. Durante las labores físicas es recomendable descansar 5 minutos cada hora para estirar y relajar el cuerpo. En un trabajo de oficina no es necesario hacerlo con tanta frecuencia si nos encontramos en la cresta de productividad, pero sí es recomendable que nos levantemos de la silla más o menos cada dos horas para descansar la vista y nos movamos para reactivar la circulación.
  • Ir caminando a los sitios. Ya sea yendo al trabajo, a una cena o a hacer la compra, resulta recomendable ir caminando. Podemos bajarnos en una parada antes de nuestro destino para andar el trayecto hasta éste o aparcar el coche en una zona más retirada. La idea es aprovechar que tenemos que desplazarnos para hacer ejercicio. Es importante considerar que esto no siempre es viable y resulta desaconsejable pasear cuando el tiempo atmosférico es adverso, ya que podemos sufrir tanto un accidente como una reacción negativa por parte de nuestro organismo.
  • Activarnos en casa. Cuando estamos en nuestro hogar se hace más evidentenuestra conducta sedentaria, ya que elegimos por voluntad propia desarrollarlo así. Es normal relacionar la casa con el descanso y aprovechar nuestro domicilio para reponer energía. Ahora bien, el desarrollo de una vida activa depende de nosotros mismos. Es necesario hacer pausas para cambiar de postura y reactivar la circulación. Además, podemos llevar a cabo acciones que nos mantengan activos, como jugar con nuestros hijos, realizar las labores del hogar o hacer ejercicios de movilidad articular cada dos horas.
  • Práctica deportiva. Si no eres de esas personas que tiene fuerza de voluntad para entrenar sola, quizás comenzar a practicar alguna disciplina deportiva te sea de ayuda. Los deportes enseñan disciplina, compañerismo y respeto. Nos permiten desconectar de los problemas y pueden afectar positivamente a nuestro estado anímico si planteamos su práctica de manera adecuada. Además, son la forma más sencilla de ejercitarse, ya que el compromiso que adquirimos no suele ser únicamente con nosotros mismos, sino con entrenadores y, si es de equipo, con nuestros compañeros. Es cierto que el riesgo de lesiones es elevado, especialmente en los deportes de contacto, por lo que es recomendable llevar a cabo sesiones diseñadas por expertos y calentar bien al comienzo de cada sesión.

 

Como hemos visto, el sedentarismo representa un estilo de vida poco saludable que a largo plazo trae consigo muchos problemas asociados. En la actualidad, las personas tenemos rutinas y costumbres que favorecen la inactividad, especialmente las que residen en la ciudad. Sin embargo, podemos mejorar la salud haciendo esfuerzos mínimos para modificar nuestros hábitos. 

Caminar a comprar el pan, jugar con nuestra mascota o barrer el salón son pequeños cambios que, alejándonos del sedentarismo, nos ayudarán a vivir más y mejor.

Imágenes: Canva

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