Depresión, la pandemia silenciosa

Se estima que la depresión afecta a un 3,8% de la población. El 5% de las personas adultas la sufren y el 5,7% de mayores de 60 años padece esta enfermedad. El 75% de las personas que tienen depresión en países de ingresos bajos y medios no tratan su afección.  

Alrededor de 280 millones de hombres y mujeres padecen depresiónPara poner esta cifra en contexto, hasta el 13 de diciembre de 2021 se diagnosticaron a nivel mundial alrededor de 270 millones de personas infectadas por el virus SARS-CoV-2. Ahora que hemos dejado clara su enorme incidencia es momento de detallar qué es, qué tipos hay, cuáles son sus síntomas y cuáles sus tratamientos: 

 

¿Qué es la depresión? 

La depresión es una enfermedad mental grave y bastante común que produce gran tristeza, apatía, negatividad y/o desesperación durante periodos prolongados de tiempo. Los síntomas varían de unas personas a otras y cada individuo los manifiesta de una manera. El insomnio, los trastornos alimenticios y los pensamientos relacionados con el suicidio son consecuencias de la depresión que no se manifiestan en todos los casos. Este trastorno impide que las personas desarrollen su vida con normalidad y sin tratamiento puede evolucionar en una espiral autodestructiva, fruto del aislamiento de los seres queridos y la adopción de conductas tóxicas. 

 

¿Cuáles son las causas? 

La depresión puede desarrollarse por numerosos factores que se pueden agrupar en tres grandes grupos: genéticos, físicos y ambientales. 

  • Los factores genéticos son los que tienen relación con los antecedentes de dicha enfermedad en nuestra familia. El 40% de las personas que son diagnosticadas de depresión tienen familiares que han padecido esta enfermedad, lo que permite establecer una relación directa. Sin embargo, es importante remarcar que no todas las personas con antecedentes familiares terminan manifestando la enfermedad. 
  • Los factores físicos son aquellos relacionados con el estado biológico de nuestro cuerpo.  Se puede observar cómo las personas que padecen depresión tienen los valores de determinados neurotransmisores por encima de la media. Esto explica la relación directa entre determinadas enfermedades, como las vasculares, y la depresión. Pero existe también una relación indirecta entre este trastorno, que puede desarrollar una persona al ver limitada su vida por el padecimiento de una enfermedad.  
  • Los factores ambientales son los que provienen del entorno, como eventos traumáticos, pérdidas importantes o situaciones prolongadas de mucho estrés. Estos factores son los más impredecibles, pero sobre los que se puede llevar a cabo una actuación más eficaz contra la depresión. Así, tratando de evitar que se generen situaciones de estrés extremo en la medida de lo posible y dando apoyo y herramientas a las personas para que puedan afrontarlas sin sufrir secuelas psicológicas. En esta categoría encontramos problemas como el acoso o la presión que generan las expectativas sociales, cosas en la sociedad se están tratando de corregir. 

Esto explica por qué la depresión se manifiesta de manera diferente según la edad del individuo. Un adolescente sufre fruto de su entorno y de los cambios que está experimentando su vida a nivel biológico y personal. De hecho, se estima que uno de cada cinco adolescentes padece depresión a lo largo de su vida. Una persona adulta puede sufrir depresión, fruto de su entorno y de enfermedades que son más comunes cuanto más avanzada es la edad del individuo. Por último, los ancianos mayores son el grupo que mayor número de enfermedades padece y, además, es más vulnerable a los cambios que cualquier otro. Lamentablemente entre los ancianos no se diagnostica esta enfermedad.  

 

¿Qué tipos de depresión existen? 

La depresión no siempre se manifiesta de la misma manera. Por esta razón se pueden diferenciar varios tipos de depresión y a continuación os explicamos algunos de ellos:  

  • Depresión mayor. Se trata del tipo de depresión que presenta los síntomas de manera más intensa. Estos síntomas deben manifestarse durante al menos dos semanas para que se considere que se trata de un caso de depresión mayor. Los episodios pueden llegar a alargarse durante meses e incluso años y pueden volver a repetirse a lo largo de la vida de la persona que los ha padecido. 
  • Distimia. A diferencia de la depresión mayor, se presenta de manera más prolongada en el tiempo, manifestándose de manera constante durante al menos dos años. Por otro lado, los síntomas que presenta estás más suavizados, lo que se considera un tipo de depresión menos peligrosa.  
  • Depresión maníaca. También conocida como trastorno bipolar, se trata de un tipo de depresión que manifiesta etapas de depresión mayor y etapas de manía. La manía se caracteriza por un estado de extrema euforia, energía y desarrollo de actividades de riesgo para la propia persona, entre otras cosas.Es decir, se presentan estados anómalos extremos que se alternan de manera repentina. Existen dos tipos de trastorno bipolar: el Trastorno bipolar I y el Trastorno bipolar II. La diferencia entre uno y otro es que el Trastorno bipolar II no presenta una fase de manía tan acentuada como para representar problemas sociales (hipomanía). 
  • Depresión psicótica. Ésta se caracteriza por la adición de delirios e incluso alucinaciones a los síntomas de una depresión mayor. Los delirios suelen tener relación con sentimientos de profunda culpa y miedos desproporcionados. 
  • Trastorno depresivo estacional. Se trata de un tipo de depresión que se manifiesta únicamente en determinadas épocas del año. Es más común que se de en invierno y otoño, pero las estaciones dependen exclusivamente de cada individuo. 

 

¿Cuál es su tratamiento? 

La depresión tiene múltiples tratamientos de distinta naturaleza cuya eficacia ha sido probada: 

  • Tratamiento químico. El tratamiento químico es aquel que se basa en el uso de medicamentos y fármacos con el fin de reducir o anular los síntomas que produce la depresión. En muchas ocasiones se utiliza este tratamiento para posibilitar la psicoterapia, método con el que se combina. 

  • Tratamiento psicoterapéutico. Se trata de terapia guiada por profesionales que persigue dar apoyo y ofrecer herramientas emocionales a los pacientes para que se involucren en la recuperación. Además, busca darle la capacidad a los pacientes de afrontar futuras situaciones de manera que afecten lo menos posible a su salud mental y así prevenir futuras recaídas. Recordemos que mantener una vida sana reduce el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la depresión, además de que facilita que tengamos una autoestima alta. 
  • Tratamiento electroconvulsivo. Se trata de un tipo de terapia que consiste en la aplicación de descargas eléctricas en la cabeza con el fin de producir de manera artificial convulsiones. Las convulsiones generan una alta actividad cerebral y manifiestan cambios químicos en el cerebro que podrían servir como tratamiento para paliar la depresión y otras enfermedades mentales. Se trata de un tratamiento controvertido que se emplea principalmente con pacientes que no han respondido ante otros tratamientos.  

 

Hay que dejar claro que el conocimiento y la concienciación, como de cualquier enfermedad, son grandes aliados para tratarla a tiempo. La depresión es la causa más común de atención psiquiátrica y también la primera de discapacidad provocada por enfermedades mentales. La sociedad está avanzando y cada vez hace más visible esta epidemia silenciosa, luchando por acabar con los estigmas relacionados con recibir atención psiquiátrica y sensibilizándose para crear entornos menos hostiles. Poco a poco vamos arrojando luz sobre una pandemia silenciosa que no se cura con mascarillas y cuarentena. 

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